SIN TREGUA (
Domingo, 27 de Junio de 2004)
Sigue nevando por estos parajes. Lo que comenzó con unos
dias de mal tiempo y ligeras nevadas, ha dado paso a un temporal
en toda regla. Nieva día y noche y ya hemos acumulado en
el campo base más de un metro de nieve. Cada día
cae mas nieve y no tiene ninguna pinta de parar. Además,
por si teníamos alguna duda, las previsiones siguen marcando
una enorme baja presión sobre la zona por unos cuantos
días más. Cada mañana hay que desenterrar
las tiendas del campo base y hacer un camino hasta la tienda comedor.
Una vez hecho, nos desplazamos hasta este lugar y pasamos el día
completo, charlando, jugando a las cartas y comiendo.
Afortunadamente, trajimos comida en abundancia, comida de la
tierra y cada vez que abrimos una lata de sardinas, cortamos un
trozo de queso o saboreamos un pedazo de jamón turolense,
nos sentimos por unos instantes, más cerca de nuestros
hogares. Repentinamente, el ruído de las avalanchas de
nieve fresca que caen en montes cecanos, nos devuelve a nuestro
agujero. Esta es la miseria de estas grandes montañas.
Hay que aguantar el frío, la altura, los pasajes difíciles,
pero también hay que saber aguantar esto, la inactividad,
la ansiedad y el tedio. La primera, te hace sentirte cansado,
un poco más cada día, dado que los movimientos se
resumen a unos cortos trayectos entre tiendas. La segunda, se
produce por el hecho de que este metro de nieve aqui, en altura
hará que la montaña se convierta en muy peligrosa,
con grandes cantidades de nieve acumuladas que, según nos
descubrió Newton hace unos cuantos años, tendrán
la mala costumbre de caer en el momento más inapropiado.
Por último, el tedio, esa sensación de no saber
que hacer con todo ese tiempo muerto. Cada mañana, tras
el desayuno, te enfrentas a un folio en blanco, para rellenar
como mejor puedas: Leer, escribir, meditar, charlar, son actividades
interesantes, pero a todas luces insuficientes para llenar todas
esas horas de vacío. Somos gentes de acción, no
nos gusta perder el tiempo con la inactividad y eso hace que,
día a día, la moral vaya menguando enteros. Si llega
el buen tiempo, seremos como leones enjaulados que recobran su
libertad. Querremos ir a toda costa para arriba y recuperar el
tiempo perdido. No obstante, el buen juicio debe hacernos reflexionar
y tenemos que pensar que las condiciones arriba serán muy
peligrosas.
En este primer asalto vamos perdiendo por puntos e incluso nuestro
pequeño logro llamado campo 1, en estos instantes, reposará
enterrado para siempre bajo el manto blanco con el que se ha defendido
el Karakorum. No debemos olvidar que así es este deporte:
Saber aguantar agazapado tragando miseria para luego dar un salto
y luchar sin tregua con lo que hay quedado. Solo espero que termine
ya este asalto, para poder tomar agua en mi rincón.
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