A LOS 40 (
Viernes, 11 de Junio de 2004)
|
Glorioso día este 9 de junio. Quizás no para la
humanidad, pero si para un servidor, pues hace exactamente 40
años, en una casa de la calle Mayor de Jaca, ponía
mis pies en este mundo.
Nunca me ha gustado mucho lo de los cumpleaños, al fin
y al cabo sólo indican que eres un año más
viejo y que tienes un año menos para hacer cosas, pero
lo de los 40 era aún peor, si cabe.
LLegado este momento, no puedes dejar de pensar que 40 años
son muchos y retruenan en tu cabeza las famosas historias acerca
de la crisis de los 40. Dicen que, normalmente los hombres, llegados
a este punto, dan un salto hacia delante, hacia el vacío,
empujados por el miedo a envejecer, a no poder seguir haciendo
lo que han venido haciendo hasta la fecha. Probablemente tenga
su explicación. Personalmente creo que, este momento de
crisis, no se si tiene que llegar a los 40 o cuando, pero si que
estoy seguro que llegará el día en que, por primera
vez desde que naces, tengas que decir: Ya no puedo hacer esto...Las
reacciones a esta sentencia no pueden ser más que dos:
O bien asumirlo, sentirse bien con lo hecho hasta ahora e incluso
ayudarse del alcohol para suavizar el momento, o bien, lanzarse
hacia delante, negando la evidencia y comenzar a hacer cosas,
que aunque puedan parecer fuera de lugar, le hagan sentirse a
uno, un poco más joven y le ayuden a olvidar este dramático
descubrimiento. Esta segunda opción, bastante habitual
por cierto, puede acabar, en el peor de los casos, en un hospital
(los huesos a los 40 no son tan flexibles como antes) o simplemente
apareciendo como un bicho raro a ojos de amigos, hijos y demás
círculo social.
Por tanto, siendo fiel a este discurso, lo primero que hice en
este 9 de junio, fue hacerme la fatídica pregunta.Me senté
en una piedra de este glaciar de los Gasherbrum y me pregunté:
A partir de hoy, ¿no podrás seguir haciendo lo mismo
que has venido haciendo? Por supuesto no hubo respuesta, pero
el hecho de estar en un glaciar, al pie de dos gigantes que pretendo
escalar y con ganas y energía para hacerlo, me hizo sospechar
que quizás el momento de no poder seguir haciendo lo mismo,
aún no había llegado. Me sacaron de mis pensamientos
mis compañeros y cocineros, que con un magnífico
pastel de cumpleaños, hicieron el momento muy entrañable
y , desde luego, mucho más llevadero. Quizás la
crisis de los 40 no había llegado aún. Quizás
era sólo la primera opción conformista la que estaba
eligiendo. Más bien creo, y lo pueden corroborar los que
me conocen, que me debió entrar esta famosa crisis mucho
tiempo antes. Quizás el hecho de ir dando saltos por las
montañas de ochomil metros no es más que una vía
de escape al tiempo, a la vejez, a la rutina y quién sabe,
a uno mismo. Podría ser que estuviese en crisis de los
40 desde siempre, en una denonada batalla contra el tiempo, venciendo
el tedio con la fabricación de difíciles sueños,
con un permanente salto hacia delante, en ocasiones con funestas
consecuencias para los que te rodeany te quieren. No se, ni creo
que lo sepa. Lo que si que creo, es que ese momento llegará,
quizás no ahora, pero lo hará. Habrá un momento
donde la salud y la fuerza te den la espalda, aunque sólo
sea un poco. Para ese día, espero tener un cargamento de
aventuras tan grande,a mis espaldas que, echando la vista atrás,
añore pocas cosas por realizar y echándola para
delante, sólo vea nuevos sueños, nuevos retos, nuevas
aventuras, eso si, espero que sean adecuados a las posibilidades
existentes y no acabar ingreado de urgencia. Crisis de los 40?
Quién sabe..
|