ALCANZADO EL CAMPO
BASE
Tras un ascenso muy rápido a través de las tierras
altas del Tibet, por fin he llegado al campo base. Las etapas
se han ido sucediendo sin ninguna novedad reseñable y ha
sido bastante agradable convivir unos días con estos moradores
del Tibet. Poco a poco, etapa a etapa, he ido ganando altura,
hasta llegar al emplazamiento del campo base avanzado del Cho
Oyu, a 5.700 m de altura. Al doblar una esquina y llegar hasta
este punto, no he podido dejar de sentir una ligera decepción.
Cientos de tiendas se agolpan en un reducido espacio. Se asemeja
a una pequeña ciudad de lona, donde cada habitáculo
se sitúa junto al otro sin ningún orden ni concierto.
Probablemente hay más de 25 expediciones, venidas de otros
tantos lugares de la Tierra. Esta montaña atrae a un buen
número de alpinistas que buscan en ella una buena oportunidad
de probar suerte en un ochomil. Técnicamente no es difícil
y la aproximación es bastante corta. Por el lado contrario,
el campo base es muy alto, demasiado y el lugar, en general, es
bastante frío. Ya sabía lo que iba a encontrar aquí,
pero la verdad, uno siempre espera encontrar la montaña
en el estado más puro posible, como anhelando un sueño
ancestral que, sin duda, aquí no tiene cabida. Pero bueno,
todo tiene su lado positivo. En este caso, nada más llegar
ya he encontrado a un montón de viejos amigos que andan
por estos andurriales. Unos están trabajando, llevando
alguna expedición comercial, cosa muy común en esta
montaña, otros, simplemente, están buscando lo mismo
que yo, encaramarse por estas heladas laderas del Cho Oyu, también
conocida como diosa turquesa, y disfrutar de las formidables panorámicas
que ofrece esta montaña.
La mayoría de las expediciones andan ya bastante avanzadas.
Incluso se ha hecho ya alguna que otra cima. El tiempo no es malo
y permite trabajar bastante bien. Yo, de momento, voy a descansar
un par de días para dejar que el cuerpo se vaya aclimatando
poco a poco a esta altitud. Pasado este periodo de tiempo, saldré
con material hasta el campo 1, situado a unos 6.500 m, con idea
de ir avanzando en este peregrinar por la montaña. Todo
tiene que ser rápido en esta ocasión, sin demoras,
sin sustos, sin percances. Hay que avanzar rápido y disfrutar
de cada paso. La ascensión del Cho Oyu de 8.201 m de altura,
no es difícil, si bien no hay que olvidar que es una grandísima
montaña, cuya cumbre se sitúa más allá
de la tenue línea que separa lo real de lo imaginario.
Por tanto, buena letra, trabajo serio y tranquilo y a dejarse
embriagar por todas las sensaciones que la alta montaña,
exenta en esta ocasión de componentes extremas de dificultad,
tiene a bien brindar a quien osa adentrarse en este mundo mineral
y fantástico. Manos a la obra.
|